jueves, 4 de noviembre de 2010

Suavidad y calidez otoñal

La tenue y cálida luz de esta tarde otoñal se ha posado en el cerezo que observo a la distancia, tras los cristales de mi casa, mientras me tomo un café relajante y dejo sobre la mesa un libro que acabo de coger con poca convicción.
Busco y me alojo en la parte de la habitación que queda inundada por el sol , este sol tranquilo, cálido y suave de otoño. En frente  la umbría de la sierra, con las sombras que avanzan traspasando  el río,y casi llegan amenazantes al cerezo; por eso no puedo dejar de fijarme en él, con sus hojas luminosas y rojas ya, porque les ha llegado la hora de la emigración de la materia, pero antes, nos deleita con este cuadro de belleza, breve como un soplo, pero muy gratificante para el reposo de estos momentos en los que uno no puede evitar seguir contemplándolo como un espectador que se abstrae para ver pasar la vida.

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