sábado, 14 de mayo de 2011

El momento se pasa.

La flor de la jara se ha marchitado, las temperaturas siguen aumentando y el bochorno de esta tarde de primavera presagia alguna tormenta cerca. El campo cada vez está más cálido y la tierra cada vez más seca, tanto que ya apenas te permite arrancar una planta de jara, ni un tomillo con facilidad; después de tirar con fuerza logras extraerlas del suelo pero la tierra que salta violenta junto a la raíz desprende un polvillo que te penetra molesto hasta la garganta y las moscas más molestas todavía, te comen, lo que te obliga a buscar una fina rama de torvisca para alejartelas del rostro. En los alcornoques puede verse algún avispero y las hormigas se prodigan allí donde has decidido sentarte a descansar y comerte la merienda. Y luego cuando menos lo esperas observas como al lado de ti, un lagarto verde repta rápido y esquivo atravesando el carril arcilloso.
   Todo parece anunciar que el verano quiere adelantarse y los mejores momentos para salir por estos lugares de campo se están pasando.

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