
Y ahora estamos ahí, seguimos con la conserva, la clase que más abunda por estos lares, y quedamos a la espera de que pronto aparezca la ambruné y la picota.
Salir al campo en junio en esta sierra es decir cerezos nutridos y repletos de cerezas emboscadas entre hojas verdes, suspendidas en finas ramas encorvadas que apenas logran mantener el peso de infinitas esferitas de todas las tonalidades rojas que son las cerezas.
Cuando llega el verano a las villuercas los cerezos se yerguen pletóricos sabedores de que representan la alegría y la fertilidad de la tierra.
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