sábado, 8 de enero de 2011

Bienvenidos a la realidad

   Nos ponemos a desayunar y como todos los años por estas mismas fechas tenemos la bandeja llena de las abundantes sobras de mazapanes y polvorones que vuelven a recordarnos que siempre echamos mal la cuenta a la hora de la compra de dulces y turrones, bien porque no nos resistimos a ese primer impulso de consumista en vacaciones o porque hemos previsto equivocadamente que podemos ser "víctimas" de no se sabe cuántas visitas que nunca llegan, o mejor dicho que sólo se presentan cuando no se les espera.
   Salimos a la calle y ya nos estorba a la vista la iluminación navideña que será retirada en breve por los ayuntamientos; noacaban de acabarse las navidades y todas esas bombillas apagadas aparecen como objetos intrusos colgando inapropiadamente en el medio urbano.
   Paseamos por la ciudad y en los escaparates no se ve qué ofertan, solamente aparecen agresivos cartelones anunciando las rebajas de todo al 25% que no nos podemos perder y quizá en alguna esquina se puede ver todavía, la figurita de un Rey Mago, no sabría decir cuál de ellos, descabalgado de su camello y olvidado en ese rincón , cuando se retirara su Belén... ayer reclamo de lo más guay y hoy, como un periódico del día anterior, anacrónico y descontextualizado, ante el apremio de montar este otro belén de seguir consumiendo al mejor precio que ahora toca y que suelen llamar REBAJAS. Como lo cuento.
   Y aquí estamos, subiendo esta cuesta de enero, aterrizando de nuevo en la normalidad, dejando definitivamente atrás ese paréntesis de sensaciones virtuales y construcciones artificiales que nos montamos para despedir el año y volvemos a nuestras rutinas y a nuestras vidas. ¡Bienvenidos a la realidad!
 

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