Enero, frío en el rostro, ya se sabe. No hay como salir un día cualquiera de enero, un domingo como el de ayer por ejemplo, al campo para ver de verdad cómo es el invierno. Sales por la mañana , el cielo está claro, azul pálido con unas nubes polares , el sol luminoso pero escaso de calor y el campo helado; pisas en el suelo y los terrones gélidos de tierra arcillosa crujen al ser aplastados bajo tus pies.Luego el aire que se levanta a intervalos corre glacial, tanto que si no te abrigas bien te penetra hasta los huesos.
Paseas entre los castaños aletargados y desnudos, y llegas al alcornocal y observas que el suelo está lleno de bellotas. Este ha sido un gran año de bellotas, más de alcornoques que de encinas, y los ganaderos pueden darse por satisfecho, los que crían cerdos de montanera porque asegurarán sus "jamones de pata negra" y los pastores de cabras porque éstas podrán estar de "galgueo" de árbol en árbol hasta la primavera por lo menos...
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